Las murallas que rodean el Casco Viejo nos retrotraen a las cruentas batallas que se libraron durante las Cruzadas, inspiradas por una obsesión religiosa que llevó a motivar lo injustificable en términos de atrocidades perpetradas en nombre de la Iglesia. También a los mitos y leyendas de aquellos como Saladino que presuntamente ejerció la justicia y demostró clemencia para con aquellos que previamente había derrotado en el campo de batalla. O el Rey David, que supuestamente fijó en ella su capital y donde el Rey Salomón mandó construir el Templo, cuya destrucción y subsiguiente exilio forzoso del pueblo judío alimentó el deseo del retorno a Sión.
El Casco Viejo y sus alrededores cobijan varios lugares santos para millones de creyentes. Entre ellos, el Santo Sepulcro en el que los cristianos recuerdan la sepultura y resurrección de Jesucristo, y que se convierte en la última estación de la Vía Dolorosa que rememora su penitencia y sufrimiento mientras cargaba con la cruz sobre la cual luego sería clavado por sus extremidades. También múltiples iglesias y conventos pertenecientes a las principales familias cristianas –católicos, protestantes, ortodoxos y armenios– con sus variantes. Sin olvidar otros enclaves que quedan extramuros, como el Cenáculo –en el que se cree fue celebrada la última cena de Jesús con los Apóstoles– la iglesia de Getsemaní o la de San Pedro de Galicanto.
El Kotel, el Muro de los Lamentos, último vestigio del Segundo Templo destruido en el año 70 d.C. por los romanos y epicentro espiritual del judaísmo es polo de atracción para los judíos de la diáspora, así como lugar de rezo y culto para los Haredim (ultraordoxos), cada vez más numerosos en Jerusalén. Qué decir de la tumba del Rey David, situada justo debajo del Cenáculo cristiano y por la que el Estado de Israel y El Vaticano siguen litigando cada vez que negocian algún tipo de acuerdo o trato. O del parque arqueológico Ir David, que recuerda cómo él la convirtió en su capital hace más de 3.000 años.
También el Haram al Sharif, la Explanada de las Mezquitas, que alberga la impresionante Cúpula de la Roca y la venerada mezquita de Al Aqsa, por lo que se convierte en el tercer lugar sagrado para el Islam después de La Meca y Medina. Según la tradición musulmana, es el santuario más lejano que el profeta Mahoma llegó a visitar y desde el que subió al cielo en un caballo blanco. Varias mezquitas más completan el legado musulmán en una tierra que además de por el legendario Saladino fue gobernada por el Imperio Otomano durante cuatro siglos, antes de pasar a convertirse en protectorado de los británicos tras la primera guerra mundial.
Pero al margen de su relevancia histórica para unos y para otros Jerusalén no deja de ser un objeto de disputa política entre dos pueblos que aspiran a convertirla en su capital, tanto de hecho como de derecho. A pesar de que el Plan de Partición que las Naciones Unidas diseñaron en 1947 –del que se acaba de cumplir el 70 aniversario– le otorgó un estatus especial como ciudad internacional, la dinámica de los acontecimientos hizo que primero estuviera dividida entre israelíes en la parte occidental y jordanos en la oriental (1948-1967) y luego fuera reunificada bajo soberanía de facto –aunque contraria al ordenamiento jurídico internacional– por parte de Israel tras la Guerra de los Seis Días.
Si la polémica visita del entonces jefe de la oposición y luego primer ministro hebreo Ariel Sharon se convirtió en el detonante de la segunda Intifada palestina a finales del año 2000, son muchos los que piensan que la decisión caprichosa de Trump ahora podría provocar la tercera, además de revueltas en el mundo árabe y musulmán que superen con creces las que tuvieron lugar en 2006 con motivo de la publicación de las caricatura de Mahoma.
******************************************************************************************************************************************************************
Una decisión que altera Oriente Medio
Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel y se temen violentas protestas en la región
Lo decidió pese a la fuerte oposición árabe, musulmana y europea. La medida trastoca décadas de políticas estadounidenses.
El presidente estadounidense Donald J. Trump hace el anuncio oficial. (EFE)
El presidente estadounidense Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel y pidió que se inicien los preparativos para el traslado allí de su embajada, desoyendo las advertencias internacionales y dando un vuelco a la política seguida por su país en las últimas décadas.
"He llegado a la conclusión de que es el momento de reconocer Jerusalén como capital de Israel", dijo hoy en un discurso ofrecido en la Casa Blanca. Trump ya había informado la víspera al presidente palestino, Mahmud Abbas, y a otros líderes árabes de su intención de dar ese paso.
Palestinos queman una bandera estadounidense y de israel, e imágenes del presidente de EE.UU., Donald Trump. (EFE)
La decisión va en contra de la política seguida por la comunidad internacional, desde donde se oyeron hoy numerosos llamamientos para evitar que Trump adoptara esa decisión, debido a su potencial desestabilizador en la región.
"Israel es un estado soberano con derecho, como todos los países, a decidir su capital, siendo conscientes de que esta es una condición necesaria para lograr la paz", afirmó el presidente estadounidense. Y señaló que la decisión “marca el inicio de un nuevo enfoque hacia el conflicto entre Israel y los palestinos".
Trump también sostuvo que “haré todo lo que esté a mi alcance para un acuerdo de paz israelí-palestino que sea aceptable para ambas partes”. “Estados Unidos sigue apoyando la solución de los dos estados", subrayó, algo que va en contradicción con la indignación que levantó la medida en el mundo árabe.
Reacciones sobre los planes del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel - AFP / AFP
La comunidad internacional no reconoce Jerusalén como capital de Israel porque es una de las cuestiones más espinosas del conflicto y espera que el futuro estatus de la ciudad se defina en negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Los palestinos quieren como capital de su futuro Estado la parte oriental de la ciudad, ocupada desde 1967 y posteriormente anexionada por Israel. El Estado judío, por su parte, reclama la ciudad como su capital indivisible.
Protestas palestinas ante el anuncio de Trump. (EFE)
"Jerusalén capital es el reconocimiento de una realidad, he ordenado trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén", puntualizó Trump, y agregó que "Jerusalén debe permanecer abierta a cristianos, musulmanes y judíos".
El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y el traslado de la embajada supone el cumplimiento de una promesa de campaña del político republicano, pero también una ruptura con la política seguida por su país en las últimas décadas.
Jerusalén fue reforzada ante las protestas palestinas. (EFE)
El Congreso aprobó en 1995 una ley que prevé ese traslado, pero hasta ahora todos los presidentes han retrasado su implementación alegando daños a la seguridad nacional y el plazo se va postergando cada seis meses. Trump no lo firmó la última vez.
En estos momentos Jerusalén no alberga ninguna embajada y todas las delegaciones diplomáticas se encuentran en la ciudad de Tel Aviv.
En el mundo musulmán hubo una ola de repudio. Arabia Saudita, Jordania, Turquía, Irán y Egipto, entre otros, expresaron su absoluto rechazo.
También las potencias europeas se mostraron preocupadas por la jugada de Trump en la región. Gran Bretaña, Alemania y Francia expresaron su rechazo a la medida y su preocupación por las consecuencias que esto puede provocar.
Una decisión que altera Oriente Medio
Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel y se temen violentas protestas en la región
Lo decidió pese a la fuerte oposición árabe, musulmana y europea. La medida trastoca décadas de políticas estadounidenses.
El presidente estadounidense Donald J. Trump hace el anuncio oficial. (EFE)
El presidente estadounidense Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel y pidió que se inicien los preparativos para el traslado allí de su embajada, desoyendo las advertencias internacionales y dando un vuelco a la política seguida por su país en las últimas décadas.
"He llegado a la conclusión de que es el momento de reconocer Jerusalén como capital de Israel", dijo hoy en un discurso ofrecido en la Casa Blanca. Trump ya había informado la víspera al presidente palestino, Mahmud Abbas, y a otros líderes árabes de su intención de dar ese paso.
Palestinos queman una bandera estadounidense y de israel, e imágenes del presidente de EE.UU., Donald Trump. (EFE)
La decisión va en contra de la política seguida por la comunidad internacional, desde donde se oyeron hoy numerosos llamamientos para evitar que Trump adoptara esa decisión, debido a su potencial desestabilizador en la región.
"Israel es un estado soberano con derecho, como todos los países, a decidir su capital, siendo conscientes de que esta es una condición necesaria para lograr la paz", afirmó el presidente estadounidense. Y señaló que la decisión “marca el inicio de un nuevo enfoque hacia el conflicto entre Israel y los palestinos".
Trump también sostuvo que “haré todo lo que esté a mi alcance para un acuerdo de paz israelí-palestino que sea aceptable para ambas partes”. “Estados Unidos sigue apoyando la solución de los dos estados", subrayó, algo que va en contradicción con la indignación que levantó la medida en el mundo árabe.
Reacciones sobre los planes del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel - AFP / AFP
La comunidad internacional no reconoce Jerusalén como capital de Israel porque es una de las cuestiones más espinosas del conflicto y espera que el futuro estatus de la ciudad se defina en negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.
Los palestinos quieren como capital de su futuro Estado la parte oriental de la ciudad, ocupada desde 1967 y posteriormente anexionada por Israel. El Estado judío, por su parte, reclama la ciudad como su capital indivisible.
Protestas palestinas ante el anuncio de Trump. (EFE)
"Jerusalén capital es el reconocimiento de una realidad, he ordenado trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén", puntualizó Trump, y agregó que "Jerusalén debe permanecer abierta a cristianos, musulmanes y judíos".
El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y el traslado de la embajada supone el cumplimiento de una promesa de campaña del político republicano, pero también una ruptura con la política seguida por su país en las últimas décadas.
Jerusalén fue reforzada ante las protestas palestinas. (EFE)
El Congreso aprobó en 1995 una ley que prevé ese traslado, pero hasta ahora todos los presidentes han retrasado su implementación alegando daños a la seguridad nacional y el plazo se va postergando cada seis meses. Trump no lo firmó la última vez.
En estos momentos Jerusalén no alberga ninguna embajada y todas las delegaciones diplomáticas se encuentran en la ciudad de Tel Aviv.
En el mundo musulmán hubo una ola de repudio. Arabia Saudita, Jordania, Turquía, Irán y Egipto, entre otros, expresaron su absoluto rechazo.
También las potencias europeas se mostraron preocupadas por la jugada de Trump en la región. Gran Bretaña, Alemania y Francia expresaron su rechazo a la medida y su preocupación por las consecuencias que esto puede provocar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario